TOBIA VIVE EL RAFTING

AVENTURA

Solo hora y media de Bogotá, donde el frío se desvanece y un calor suave cubre el cuerpo, donde los ríos ya no están contaminados y las moles de cemento se esconden tras las montañas cubiertas de árboles frondosos y sembrados de caña, hay un escenario para aventurar sobre el agua. A siete kilómetros de Tobia, Cundinamarca, una población ubicada a 81 kilómetros de Bogotá, entre La Vega y Villeta el cauce del río Negro, literalmente negro no por contaminación sino por la sedimentación de la tierra, se presta para toda clase de malabares acuáticos, en donde solo lo intrépido es permitido. Siete personas en un bote practican rafting, ataviadas con salvavidas, casco y remo, se enfrentan a un río cuyas aguas nunca están tranquilas, siempre chocan contra piedras grandes y forman turbulentas olas negras que le dan emoción al trayecto. Es un río de rápidos continuos que hacen que esa sensación de vacío en el estómago no se acabe hasta llegar a la meta.